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Los archivos lúcidos, aunque cada vez menos, que me hago mayor

Top ten depresivo

Top ten depresivo

Son las cuatro de la mañana. Voy a pencar el examen de mañana, pero ahora mismo me da igual. Creo que lo he dado todo, al menos, todo lo que me ha dado tiempo a dar. Estoy en casa, estudiando, y me he puesto con el messenger. A esta hora sólo puede haber gente rara conectada. Por ejemplo, un compositor de bandas sonoras que me lleva a hacer una lista con las diez canciones más tristes que conozco. Ahí va.

1.- Greenville, Lucinda Williams/Emmylou Harris (Car Wheels on a Gravel Road)

2.- Call me on your way back home, Ryan Adams (Heartbreaker)

3.- Sunken Treasure, Wilco (Being There)

4.- I Drink, Mary Gauthier (Mercy Now)

5.- Sweetest Decline, Beth Orton (Central Reservation)

6.- Sarah, Bob Dylan (Desire)

7.- Two Different Things, Thad Cockrell/Caitlin Cary (Begonias)

8.- Dead Man's Will, Calexico/Iron & Wine (In The Reins)

9.- No sé si se acuerda, Los Secretos (Continuará) ¡Toma ya!

10.- Después de brindar, Ariel Rot (Hablando Solo)

Por supuesto, añadid en comentarios

Gritos en el pasillo y pedos en la cama

Gritos en el pasillo y pedos en la cama

Este viernes es el día del orgullo friki. Tranquilos, este año no saldré con la escopeta. Hay una buena razón para que os deje sentir orgullosos. Sé que muchos iréis al estreno de Gritos en el pasillo en los cines Verdi -Metro: Canal; calle Bravo Murillo... Es decir, salís del metro, seguís recto y os comen-. ¿Que no sabéis qué es Gritos en el pasillo? Maldita sea... A ver cómo lo explico a unas mentes tan simples... Por lo que se ve, es una banda sonora original cojonuda que se escucha mientras hay una película sobre unos cacahuetes -personajes hechos con maníes, sí, no es un delirio- que hacen de cacahuete en un manicomio. Uno de ellos es contratado por el director del sanatorio para decorar las paredes, pero resulta que encuentra un pasillo -el del título- secreto desde donde llegan unos gritos... -los del título-. 

Si tomáis de vez en cuando mis sugerencias en serio, deberías ver Gritos en el pasillo. Nada de bajarse la película de Internet o ir con la cámara al cine para grabarla y tostarla en la mula. Cine. Butaca. Palomitas. Tanque de Coca Cola. Chica/o al lado para meter mano. Grupete de colegas. Todos juntos, en solitario, con pareja, solos: hay que ir al cine a ver Gritos en el pasillo. A partir de este viernes, en los cines Verdi.

**Lo de los pedos en la cama no sé a qué viene, pero ¿a qué son una gozada? ¿Verdad que sí?**

Cuestión personal

  Ya sabéis que soy de los que ve la paja en el ojo ajeno pero no noto la viga en el mío. Me río de la gente fea cuando a mí me sobran kilos y tengo los piños separados. Y si me pongo, saco más, pero ahora no es lo que voy a hacer. Hoy, como muchos días, voy a criticar a otro.

  Estoy de exámenes. Esta mañana colgué el post anterior y luego abrí los apuntes, pero no he estudiado ni una sola línea. Me he pasado dos horas -sí, no me ha dado para más la mañana- corrigiendo faltas de ortografía de los apuntes del profesor qaleda -trataré de no nombrarlo, por eso de que Lobatón trabaja para Google-, un tío con  muy poca vergüenza. Si al menos fuera tonto -cualidad, sin embargo, que poco a poco lo define mejor-, entendería que los folios que nos ha pasado fueran violentas patadas al diccionario. Pinchazos por la espalda a la corrección ortográfica y atentados contra la redacción lógica de un texto. Uno tras otro. Incontables e incomprensibles.

  Pero no hay que responsabilizarle de todo a él. A fin de cuentas, no tiene la culpa de que los trabajos que le entregaron otros años estén llenos de errores. No puede revisar lo que un erasmus francés ha escrito en castellano sobre Le Monde. Ni siquiera ha podido borrar el nombre del alumno que lo hizo. ¿Para qué? Le pagan bien y, además, ganó un pleito a la uni -permitídmelo- porque consideraron que lo despidieron por motivos ideológicos. Ahora llaman así a la incompetencia. El segundo periódico de España, cuando informó de esto, decía que era uno de los profesores más prestigiosos del centro. Gran ejemplo de manipulación informativa, cuando no otra mentira denunciable.

  Ahora, los que no estéis de acuerdo conmigo o los que no os traguéis lo que cuento, tenéis la oportunidad de poneros de lado de este pobre. Suspendí el primer parcial. Fui a la revisión, donde se regalaron los aprobados. "¿Quieres entonces un cinco? Bueno... te lo pongo". Así de claro. Esa fue su oferta a otros a los que había puesto la misma nota que a mí -curiosamente, todos los que nos fuimos al hoyo tuvimos la misma calificación-.

  No sé si fue un arrebato de insólita honradez o de estupidez supina, pero no quise el aprobado. Así pues, tengo que hacerle un trabajo, como otros muchos alumnos que en años anteriores suspendieron en invierno. Se me ocurren varias cosas para ajustar cuentas: desde hacer fotocopias de sus apuntes y dejarlos en la puerta de todos los despachos y del rector, a hacerle un examen que roce la perfección -bueno, en la medida de mis posibilidades-.

  Trepas hay en todos sitios. Él mismo nos lo repite. Creo que en el fondo no soy tan distinto de él. Los dos vemos la mota en el ojo ajeno y no notamos la que llevamos a cuestas.

Huelga de electrodomésticos

Huelga de electrodomésticos

Mi querida Patch se ha independizado hace poco. Leo su blog y me doy cuenta de que yo, ahora mismo, no sería capaz. Sergio, igual. No he ido a su casa, pero mi hermano me dijo que estaba bien apañada. Borja lleva ya tiempo llenando espacios vacíos de su piso en Villalba. Yo, en mi casa, con cinco personas más que, en teoría, colaboramos para que las cosas vayan más o menos bien, me veo superado por los electrodomésticos y las averías domésticas en cadena.

Una casa es un ecosistema. Me río yo de la cadena trófica, del calentamiento global, del derretimiento de los polos y de su puta madre cuando se rompe una tubería en casa. El agua mancha el techo de los de abajo y para arreglar el accidente, hay que levantar el parqué. Después de levantar el parqué, Internet deja de funcionar. Cuando consigo volver a tener conexión, se estropea el DVD del ordenador. Como medida de presión para otros electrodomésticos que todavía no se habían estropeado, no arreglo el lector. Pero da igual, siguen revelándose uno tras otro, como Julián Muñoz.

La aspiradora no funcionaba la semana pasada. El lunes, la plancha dio problemas, pero acabó cediendo tras un largo y agotador interrogatorio. El lavavajillas fue salvado de un suicido por anegación. Se deprimió porque la lavadora, su compañera de cocina, dejó de funcionar -aunque la salvamos del coma-. Ingirió monedas que nos habíamos dejado en los bolsillos para suicidarse, aunque conseguimos salvarla a tiempo. El motivo de este nuevo intento no lo conocemos, pero es posible que fuera porque el horno lleva sin calentarla unos cuantos meses. Tiene el fusible roto y no se pone al rojo vivo. De hecho, está tan frío como la nevera. En respuesta a todo este sufrimiento, el frigorífico ha empezado a descomponer trozos de carne solitarios y yogures caducados. El olor que a veces despide es bastante asqueroso, pero creo que podremos salvar las salchichas que todavía no han sido desempaquetadas y los botes de cerveza. El último descalabro de mi casa ha sido un inocente ladrón de enchufes. Se ha fundido. Ha dejado de funcionar el que tenía conectados la televisión, el vídeo, el DVD, Digital + y el módem.

Una vez subsanado este fallo técnico, configuro la cámara web, que lleva meses mostrando una pantalla azul cuando hablo con mi hermana. Creo que debería aprovechar la inercia para arreglar todas las cosas que no funcionan, montar con mi hermano una estantería que tenemos pendiente, arreglar los papeles del coche, comprar la L... Y todo, para no estudiar.  

El verdadero ahorro

El verdadero ahorro

  Como no me apetecía que vierais más a Dani Martín en la portada de mi blog, voy a escribir un post homenaje a todos los que trabajamos en fin de semana. No es lo mismo ser un currito de ocho horas de lunes a viernes que trabajar sábados y domingos, con sus viernes por la tarde-noche incluidos y la etapa prólogo del jueves.

  Queden bendecidos todos los que soportan estoicamente a borrachos que les piden cervezas como si fueran la fábrica de Mahou, los que transportan zombies etílicos de noche y los que bajan al metro a las siete de la mañana del sábado para ir a trabajar. Quede pues bendecida mi nueva jefa. También el hombre que abre las estaciones del subterráneo, o el que limpia las vomitonas y los cagallones de los retretes un domingo por la tarde. Viva el camarero que atiende en las terrazas a las familias que salen de misa, el cura de la parroquia y el quiosquero que, con su eterna pluma, te vende el periódico de domingo a domingo. Dios tenga en su gloria al médico de guardia, a la enfermera del turno de noche y al conductor de la ambulancia que trae al medio muerto. Que no se olvide del antidisturbios que atiza con la porra en el Dos de Mayo y del que luego recoge las botellas rotas.

  Y se acuerde también del de la tienda de discos, que hace mucho que no le veo...

Hoy arde en el infierno Dani Martín (con una Rockdelux bajo el brazo)

Hoy arde en el infierno Dani Martín (con una Rockdelux bajo el brazo)

  El martes estaba leyendo la Rockdelux de este mes -la compra mi hermano, no yo- y de fondo escuchaba la serie de Dani Martín en Cuatro, ésa en la que hace de policía entre Martin Riggs y Clancy Wigun -¿no se les cae la cara de vergüenza por plagiar el comienzo de Kill Bill?-.

  La mezcla estaba siendo explosiva. Por un lado, la voz del pijo-macarra; por otro, los de la revista practicando su deporte regional: darle de leches a Jeff Tweedy. No sé qué mosca les habrá picado con el cantante de Wilco, pero siempre que lo nombran en esta revista es para soltarle un bofetón. Esta vez, hasta lo venden en la portada: "¡Pasen y vean! ¡Miren cómo le buscamos las cosquillas a Jeff Tweedy!". Luego lo ponen como si el tío fuera insoportable y tuviera un ego titánico -que lo tendrá-, pero lo cierto es que si a mí, de primeras, me dicen que mis canciones le suenan a temas menores a un capullo que se llama igual que mi hermano, pues hombre, me irrito y me entran ganas de vaciar el cargador de la pistola tan mona que lleva Dani Martín en la serie -por cierto, la serie, infumable-.

  La crítica ha de ser fundamentada en algo, no arbitraria. Rockdelux es el termómetro de lo que mola y lo que no mola. Entiendo que no esté hecha para todos los públicos y que no sea aduladora como la Rolling Stone, pero su pose altiva me saca de mis casillas. Eso sí, el CD que viene este mes está bastante bien. Fijarse en Damien Jurado si estás a punto de cortarte las venas.

  **Ya estoy casi a tope después de mi gripe. Ayer tuve complicaciones estomacales por uso abusivo de pastillas contra la fiebre y diversos dolores. Hoy, good shit is good news.**

En las riendas

  Ahora que no me puedo dormir, contaré la historia de aquél que entró una noche en un salón cerca de la frontera después de una larga cabalgada por el desierto. "Tómate otra más esta noche y deja a tu gris semental descansar después del esfuerzo. Encuentra una chica bonita y regálate un beso de la gracia de la Tierra". Se acercó a Rosalinda, esa bella morena, la hija pequeña del yegüero. No debía tener más que dieciséis, pero tragaba tequila con afán y trabajaba tan bien a los sementales de cuatro patas como a los de dos. "Ya sabremos bien dónde encontrarte".

   Agarrado a sus calientes caderas y respirando su pelo negro y pajizo, pensó lo que nunca jamás pensó: tener la ocasión de volver al buen camino y formar un mundo mejor. De camino al establo, la luna gris en el claro oscuro celeste y el deseo de descanso del día entero lo atraparon en el sueño del alcohol mientras Rosalinda cabalgaba como él a su corcel: enredada en las riendas, cogiéndolo demasiado fuerte como para luchar.

**Está basado en una canción. A veces me entran ganas de coger algunas canciones y convertirlas en pequeños relatos. Esta noche, entre la fiebre y que tengo pocas ganas de dormir, me he puesto con una.**

En huelga

En huelga

Cumplo mi tercer día de condena febril. El viernes me metí en la cama con un sospechoso frío que el sábado por la mañana se convirtió en unas cuantas décimas de calor corporal. Así, hasta ahora y seguramente unos días más.

Estoy teniendo una de esas mañanas que hacía mucho que no tenía. Me he puesto a estudiar como un buen chico que quiere el papelito pronto y sea como sea. Ya me queda poquito, muy poquito, y no quiero cagarla ahora. Un mes de apretón y ya. Mientras, seguiré escuchando música. El otro día estuve en una tienda de Moncloa que vende discos de segunda mano y casi tiro la casa por la ventana. Me contuve. Se me pasaron varias ideas por la cabeza, desde golpear en la cabeza al de la caja y proclamar legal el saqueo, a llamar a Crediágil y pedir pasta. Al final no hice nada. No compré ningún disco. Desde mi bolsillo, mi amiga Blanca gritaba agónicamente que le dejara en paz. Recordé el carné de conducir y épocas pretéritas de derroche monetario en la autoescuela.

Así pues, me declaro en huelga disquera. Serán cosas de la fiebre...

**Recomendaciones redescubiertas envueltas en polvo: Continuará, de Los Secretos -sí-; A.M., de Wilco; Transformer, de Lou Reed; End of Love, de Clem Snide**

Platero y yo

Platero y yo

Estoy empezando a aficionarme a las mañanas de fin de semana sin resaca. Apenas han pasado las diez de la mañana y ya casi me he terminado el café, ya he pisado la calle, limpié el correo electrónico y estoy a punto de devolver el ordenador a mi habitación. Ha estado casi cinco meses en el salón de mi casa, donde había instalado mi oficina. Por Reyes me regalaron una bata para estar por casa. Me sentí tan "señor", que decidí cambiar de despacho. Dejé el agujero de la pared en el que un día mis padres encajaron una litera y coloqué el ordenador y el tocadiscos allí. Llené la mesa más grande de mi casa de papeles y de libros del Trabajo Fin de Carrera -lo entregué ayer, por cierto- y me entregué al vértigo del espacio vital más grande que jamás he tenido. Pero creo que hoy volveré a mi añorado boquete en el muro. Ha sido como estar de vacaciones: es genial levantarte todos los días y ver tórridas hembras en bikini, pero lo normal es oler sudorosos alerones en el autobús si uno es de la capital. Ya he acabado con el café, a todo esto.

Amigos, tened cuidado. Menda, Doctor y su Padre se han agenciado un cuatro ruedas casi por la patilla -y sin tener que hincar la rodilla cual pordiosero felador-, por lo que cualquier día puede ocurrir la estrambótica desgracia de que aparque en el acensor de vuestra casa, previo paso por la garita del portero y el cuarto de las basuras. Tened listas las cámaras de vídeo porque esta entrada dará la vuelta al globo más rápido que la de una escotada Scarlett Johannson sobre la alfombra roja. Es pequeño, azul y suave, casi como el borrico. Pero si os lo cruzáis, no le ofrezcáis una zanahoria, sino monedas, que se alimenta con costoso petróleo árabe.

La mala educación

La mala educación

Hay dos cosas sobre las que me gusta hablar poco: el dinero y la política -aunque esto segundo, borracho, no me importa-. El primer tema me parece de poca educación, y más cuando se hace con desconocidos. Lo que trabaje uno, el dinero que tenga o en qué se lo gaste, es de la esfera privada. Puedes decirlo, claro está, pero hay que ser consecuente con lo que se dice y lo que se hace. Yo me lo voy a saltar y voy a escribir sobre política y sobre dinero.

Ayer le preguntaron a Rajoy cuánto ganaba, unas viudas sacaron su triste miseria a relucir en la televisión, y una señora cerró el programa enfrascada en equiparar la gravedad de no saber cuánto vale un café y la de no tener ni idea de lo que cobra un auxiliar de administrativo -o un cargo de funcionario parecido-. Lo que gane el barbas me da igual y está en su perfecto derecho al no decir lo que cobra. Pero es patético soltar a las primeras de cambio lo que uno gana para diferenciarse del que no lo ha dicho y, peor aún, decir que ganas 6.000€ todos los meses estando en un partido que se llama Socialista OBRERO -no son erratas las mayúsculas- Español. Me pregunto cuántos obreros de bocata y bota de tinto ganarían juntos lo mismo que Pepe Blanco, pero lo cierto es que ni el votante tradicional de izquierdas ni el de derechas son lo que eran.

A lo mejor es hora de que el PSOE deje su anacrónico nombre y pase a llamarse Partido Socialdemócrata Español... O quizás es hora de que haya una clase política algo más decente, cosa que creo que en España no ha habido nunca. Lo mejor que hubo fue en la Transición: comunistas resentidos, franquistas en rehabilitación, un rey jugándosela a su padre, nacionalistas ansiosos, generales con la pistola caliente...

**Prometo no hablar más de política en un tiempo medianamente prudencial. Pronto espero soltarme de nuevo con otras cosas. Habré entregado el trabajo fin de carrera y es posible que tenga la cabeza más despejada, lo cual invita a sestear. Cuidaros mucho**

Descubriendo al funcionario perfecto

Descubriendo al funcionario perfecto

Creo que no conduzco mucho mejor de cómo lo hacía hace un mes. De lo que sí tengo la certeza es que soy unos cuantos euros más pobre que entonces. Lo dice el justificante del banco. Esperaba al menos un papel de la autoescuela o de Tráfico que dijera: "Sí, éste tío es pobre, pero ya puede conducir". En el fondo, lo hacen por mi bien. Seguro que piensan: "Hombre, recupérate del sablazo que te hemos metido ahora, porque enseguida me las apañaré para multarte en algún sitio, que de alguna manera tengo que pagar el radar que he puesto en el semáforo de tu casa y el que voy a poner el mes que viene en la puerta de salida de tu garaje, no vaya a ser que vayas muy rápido al subir la rampa".

Lo que decía al principio, que conduzco igual que hace un mes, pero ya creen que he pagado lo suficiente como para ser "apto" para conducir. Y es que cada vez que pienso el dinero que me he dejado -y el que me voy a dejar en gasolina, multas y toda la pesca-, los nervios, los madrugones... Por encima de todo esto, hay una cosa que me termina sacando de mis casillas: la tasa de examen. Son 65 euros que pagas porque un tío se siente atrás con un papel y un bolígrafo, diga unas indicaciones -las más frecuentes: "derecha", "izquierda", "la siguiente salida", "cambie el sentido de la marcha"- y luego ponga una cruz en uno de los tres siguientes cuadraditos: apto, no apto, no presentado. Magnífico: el funcionario perfecto.

Luchando contra Rob Fleming con literatura rosa

Luchando contra Rob Fleming con literatura rosa

No sé si me gustaría parecerme a Rob Fleming, si ya se parece él a mí o si yo soy así por él. Alta Fidelidad, como a muchos de los que leéis este blog, me marcó mucho. Mi hermana me regaló el DVD por mi último cumpleaños, aunque ya me sabía la película de memoria. Ahora me estoy leyendo el libro, el original, la bacteria primigenia, el caldo primordial, y son tantas las ideas parecidas y los discursos que suscribiría, que a veces tengo que parar de leer para darme cuenta de que realmente no soy así y que espero no ser nunca como Rob Fleming. 

Nick Hornby describe a la perfección una generación perdida de adolescentes con barriga de treinta años que vive aislada en medio de todo, incluso entre ellos y consigo mismos. Como granos de arena transparentes en el desierto, imperceptibles, inmaduros e insólitamente amorales. Por eso Rob, al principio, no se responsabiliza de lo que hace, sino que se cree víctima de las consecuencias. No desvelaré más, pues seguro que alguno todavía no ha visto la película o leído el libro, cuyas páginas pasan una tras otra suavemente sin que se dé uno cuenta.

También pasan sin que te des cuenta las canciones de The Shins. Es como cuando paseas por estos días por la calle. Un día ves los árboles desnudos, un día pequeños brotes blancos o verdes en las puntas de las ramas, y antes de que te des cuenta de que llevas demasiada ropa para el calor que hace, ya han salido todas las hojas. Pues eso, antes de que te des cuenta estás escuchando primavera por los oídos.

Por cierto, no tengáis en cuenta éste último párrafo. Creo que es lo más rosa que he escrito en mi vida -si no cuento las canciones que hice cuando quise ser la reencarnación de Enrique Urquijo-. Saludos a todos.

**Traducción al vuelo de una frase de Kurt Vonnegut: "Más allá de lo corruptos, avariciosos o descorazonados que nuestros gobiernos, empresas, medios de comunicación o instituciones religiosas y de caridad puedan ser, la música seguirá siendo maravillosa. Si alguna vez muero, que éste sea mi epitafio: La única prueba que necesitó para creer en la existencia de Dios fue la música".**

Por la ventana

Por la ventana

Nunca me había parado a pensar qué se puede hacer o no delante de una ventana. En mi habitación, la de mi casa, el ventanuco da a un patio interior en cuyas paredes sigue pegado aquel chicle verde que tiré hace siglos y esa pastilla que dejé encima del extractor del aire acondicionado una tarde de verano que llovía para ver cómo se deshacía -sigue dura como una piedra-. Ahora tengo una ventana enorme, con sus ventajas y sus desventajas. Bueno, de las primeras veo pocas ahora mismo, salvo que alegra la vista de vez en cuando ver la calle. De las segundas, muchas. Es una auténtica violación de mi intimidad, aunque yo procuro no excederme mucho saltándome la de los demás. La calle de mi abuelo es estrechita y podría ver perfectamente la televisión mirando por la ventana y escuchando el aparato de mi habitación. A un lado, veo la casa de mi vecina. Al otro, la de un amigo al que tengo que llamar. Enfrente, gente desconocida que me pilla de vez en cuando echándoles alguna mirada.

Otro problema es que siento vergüenza cuando me pongo el pijama con la luz encendida, o cuando me levanto de día en pijama. Nunca en la vida me ha pasado. Mi habitación ha sido siempre un refugio, un agujero en la pared cuya única vía de comunicación es la puerta. Esta habitación, además de la puerta y unas paredes finas, tiene una gran ventana con la persiana estropeada. Imagino que los vecinos de enfrente se habrán acostumbrado a vivir pudiendo ser observados. Yo todavía no.

**Por cierto, ha muerto Kurt Vonnegut, un genio del último siglo. El otro día estuve acordándome de Kilgore Trout y me asombré de la capacidad que tienen algunos de inventar nombres que permanezcan, aun cuando te cueste recordar cuando lo oíste o dónde lo leíste. Aprovechad para leer Matadero 5**

Se me olvida que es Semana Santa

Se me olvida que es Semana Santa

Efectivamente, estamos en Semana Santa. Yo antes, como niño de colegio católico y buen cristiano, iba a celebrarlo a Los Molinos o donde fuera con los curas. Ya no. Evidentemente, no tengo apenas fines de semana libres y no puedo cogerme días para irme a una cosa de estas, pero no es la principal razón. Ahora que soy mal cristiano, veo poco interesante y repetitivo el tema. Todos los años lo mismo. Las procesiones, que siempre son iguales y lo único que las hace distintas es si llueve o no, están condenadas a desaparecer. Salvo, parecer ser, en Sevilla, donde hasta los niños cargan con la cruz.

No pretendo cagarme en estos días sagrados -incluso para mí, aunque no lo parezca-, sino que también quiero acordarme de todos aquellos que a diario se mean en el cristianismo, no reconocen su importancia en el pasado -incluso en el presente-  y pasean orgullosos su ateísmo. Luego son éstos los que se cogen vacaciones en los mismos días: Navidad y Semana Santa.

Sobre frivolidades

Creo que voy dando con la clave de por qué no escribo tanto como antes. Hay prejuicios o consideraciones inconscientes que nos obstaculizan, como si en una carrera de cien metros tú tuvieras vallas en tu calle y los demás la pista libre.

Por eso entierro mis papeles en un cajón o no me enfrento desarmado a la pantalla del ordenador. Tampoco soy capaz de revisar lo escrito el día anterior, si al menos consigo superar la primera barrera, y reniego de ello. Y es que es imposible separar la creación -literaria, musical o lo que sea- de la sinceridad con uno mismo. Por eso, si algo nos altera o descoloca, será imposible escribir sin afrontarlo, asumirlo y tener la predisposición necesaria para superarlo.

Muchas veces frivolizamos lo que sentimos cuando escribimos en Internet. Hay gente que se olvida de ser persona para convertirse en su propio blog, como si un post explicativo de los sentimientos melancólicos que le provoca un lluvioso atardecer fuera lo mismo que tomarse una cerveza y hablar de cosas, reírse, olvidarlo todo y tomar otra más. Como si un comentario en un post fuera igual que mantener una conversación en un café y dar de vez en cuando una palmada en la espalda o enseñar los dientes separados con una sonrisa.

Algo tiene esto de las bitácoras que nos gusta tanto. Si los hombres de hace un siglo se quedaban patidifusos porque podían hablar al instante con su primo Paco, el del pueblo, a través del teléfono, ahora yo lo flipo cuando me bajo una foto de Internet, escribo cuatro tonterías y desde cualquier ordenador las puede leer otro. Y es que hace diez años a todos nos parecía esto de la red más misterioso que el tubo catódico de la televisión -¿alguien es capaz de darle una explicación no mágica a lo de la caja tonta?-.

Por eso me gusta leer cosas interesantes en Internet y discutir sobre temas -sin abusar-, pero espero que esto nunca llegue a anular mi empatía con los demás y no olvidarme de que hay vida si miro más allá de la pantalla. Sin embargo, me satura el exceso de sentimentalismo. No es malo hablar de lo que uno lleva por dentro de cuando en cuando. Es más, si uno tiene gracia especial para hacerlo, hasta resulta bueno. Pero los sentimientos sólo llegan a su verdadero alcance cuando nos ponemos en contacto personal con otros.

Pasó el tiempo

Y entre todo, ya ha pasado más de un mes sin actualizar la bitácora. Mis razones he tenido para desaparecer de la blogosfera durante este periodo de tiempo inusual. Casi todos las sabéis, así que no me extenderé más que en daros las gracias por todo. Espero volver a escribir muy pronto otra vez sobre mis tonterías, discos, libros, resacas, pero hoy sólo podría hablaros de sentimientos profundos y detalles pequeños que pierden todo su valor en una página de internet.

En las últimas dos semanas he tratado de recuperar un ritmo de vida más o menos normal saliendo un poco y volviendo a clase. Este sábado mismo me he comprado unos discos. El último que había escuchado es el de Lucinda Williams. Ya lo mencioné en el anterior post y hoy os digo que hay que armarse de paciencia para escucharlo de un tirón. Hay canciones bastante oscuras y resulta monótono, pero resulta muy coherente y agradable una vez le has cogido el gusto. Lo último que estoy escuchando: Saltbreakers, de Laura Veirs; Transistor Radio, de M. Ward; What Would The Community Think, de Cat Power; y Oh, My Girl, de Jesse Sykes. Me dejan sabores distintos.

Suficiente por hoy. Quedaros con lo básico: las cosas no han vuelto a la normalidad, pero hay que intentar que sean lo más cercanas a una situación sostenible para todos. Que os vaya bien.

Once I wanted to be the greatest...

Once I wanted to be the greatest...

Pues sí, esta mañana me he levantado queriendo ser el mejor, pero a los diez minutos me han pues con los pies en el suelo y en el asiento de atrás. La culpa, mía. El señuelo, un stop. El martes que viene me presento otra vez y espero estar un poco menos nervioso y más atento.

Por lo demás, todo igual. Disfruto con West, de Lucinda Williams, con The Greatest, de Cat Power, con Mercy Now, de Mary Gauthier, y con muchas otras cosas como Rayuela, de Julio Cortázar, o de dar un paseo sin mucha prisa antes de entrar a trabajar.

16 military wives, Decemberists

<i>16 military wives</i>, Decemberists

Un buen puyazo de adrenalina para empezar un sábado o comenzar un viernes noche. De unos meses a esta parte estoy descubriendo a estos tíos, Decemberists. Leí buenas cosas sobre ellos y oí alguna canción que estaba bastante bien. Me pillé el último disco, The Crane Wife, y luego me dejaron el anterior, Picaresque, en el que viene esta. Como las letras así no valen para mucho, salvo para el que conozca la canción, buscad el video en el youtube, que está bastante bien subido.  

Sixteen military wives
Thirty-two softly focused brightly colored eyes
Staring at the natural tan
Of thirty-two gently clenching wrinkled little hands
Seventeen company men
Out of which only twelve will make it back again
Seargeant sent a letter to five
Military wives, his tears drip down to ten little eye

Cheer them on to their rivals
Cause America can, and America can't say no
And America does, if America says it's so
It's so

And the anchorperson on TV goes...
La de da de da

Fifteen celebrity mimes
Leaving their fifteen sorted wretched checkered lives
Will they find the solution in time
Using their fifteen pristine moderate liberal minds?

Eighteen academy chairs
Out of which only seven really even care
Doling out a garment to five
Celebrity mimes, they're humbly taken by surprise

Cheer them on to their rivals
Cause America can, and America can't say no
And America does, if America says it's so
It's so

And the anchorperson on TV goes...
La de da de da de-dadedade-da
La de da de da de-dadedade-da

Fourteen cannibal kings
Wondering blindly what the dinner bell will bring
Fifteen celebrity mimes
Served on a leafy bed th sixteen military wives

Cheer them on to their rivals
Cause America can, and America can't say no
And America does, if America says it's so
It's so

And the anchorperson on TV goes...
La de da de da de-dadedade-da
La de da de da de-dadedade-da

Respuesta

Con la sutilidad de una daga, aquellas palabras le pusieron contra la pared. Sentía que la punta estaba en el hueco entre dos costillas y que, de dar un paso adelante, se clavaría en el corazón. Como al moribundo, le pasó la película de su vida por la cabeza y nada vio que debiera detenerlo. Avanzó. Se metió hasta el fondo. Era el fin y, sin embargo, comenzó todo.

Se me había olvidado...

Se me había olvidado...

Si es que tengo cabeza entre los hombros por no tener una calabaza o un segundo culo. Siempre he creído que hay que ayudar a todos los que trabajen de manera honrada y apliquen esa sinceridad en el mundo del arte. Uno que yo me sé lo es. Y aunque muchos de los que os dejáis ver por aquí también lo hacéis por su joven blog, creo que deberíais saber de la existencia esta empresa los que no lo hayáis hecho. Meteros en la página. Dadla a conocer si alguno de vuestros tentáculos toca algo relacionado. Y si algún día, ojalá, este proyecto sale adelante, no os bajéis las películas ni pirateéis la B.S.O. Id al cine y a la tienda de discos a por ellos. Y decídselo a los amigos.

http://www.perroverdefilms.com/