En las riendas
Ahora que no me puedo dormir, contaré la historia de aquél que entró una noche en un salón cerca de la frontera después de una larga cabalgada por el desierto. "Tómate otra más esta noche y deja a tu gris semental descansar después del esfuerzo. Encuentra una chica bonita y regálate un beso de la gracia de la Tierra". Se acercó a Rosalinda, esa bella morena, la hija pequeña del yegüero. No debía tener más que dieciséis, pero tragaba tequila con afán y trabajaba tan bien a los sementales de cuatro patas como a los de dos. "Ya sabremos bien dónde encontrarte".
Agarrado a sus calientes caderas y respirando su pelo negro y pajizo, pensó lo que nunca jamás pensó: tener la ocasión de volver al buen camino y formar un mundo mejor. De camino al establo, la luna gris en el claro oscuro celeste y el deseo de descanso del día entero lo atraparon en el sueño del alcohol mientras Rosalinda cabalgaba como él a su corcel: enredada en las riendas, cogiéndolo demasiado fuerte como para luchar.
**Está basado en una canción. A veces me entran ganas de coger algunas canciones y convertirlas en pequeños relatos. Esta noche, entre la fiebre y que tengo pocas ganas de dormir, me he puesto con una.**
2 comentarios
Mariano -
;-)
BL! -
(mola)
besos y cuidate!