Por la ventana
Nunca me había parado a pensar qué se puede hacer o no delante de una ventana. En mi habitación, la de mi casa, el ventanuco da a un patio interior en cuyas paredes sigue pegado aquel chicle verde que tiré hace siglos y esa pastilla que dejé encima del extractor del aire acondicionado una tarde de verano que llovía para ver cómo se deshacía -sigue dura como una piedra-. Ahora tengo una ventana enorme, con sus ventajas y sus desventajas. Bueno, de las primeras veo pocas ahora mismo, salvo que alegra la vista de vez en cuando ver la calle. De las segundas, muchas. Es una auténtica violación de mi intimidad, aunque yo procuro no excederme mucho saltándome la de los demás. La calle de mi abuelo es estrechita y podría ver perfectamente la televisión mirando por la ventana y escuchando el aparato de mi habitación. A un lado, veo la casa de mi vecina. Al otro, la de un amigo al que tengo que llamar. Enfrente, gente desconocida que me pilla de vez en cuando echándoles alguna mirada.
Otro problema es que siento vergüenza cuando me pongo el pijama con la luz encendida, o cuando me levanto de día en pijama. Nunca en la vida me ha pasado. Mi habitación ha sido siempre un refugio, un agujero en la pared cuya única vía de comunicación es la puerta. Esta habitación, además de la puerta y unas paredes finas, tiene una gran ventana con la persiana estropeada. Imagino que los vecinos de enfrente se habrán acostumbrado a vivir pudiendo ser observados. Yo todavía no.
**Por cierto, ha muerto Kurt Vonnegut, un genio del último siglo. El otro día estuve acordándome de Kilgore Trout y me asombré de la capacidad que tienen algunos de inventar nombres que permanezcan, aun cuando te cueste recordar cuando lo oíste o dónde lo leíste. Aprovechad para leer Matadero 5**
4 comentarios
Sergio -
Andrés -
Mariano -
Vamos que me ven absolutamente en todo momento (excepto por la manta q pongo para que no entre la luz al amanecer), aunque el patio es suficientemente grande como para que yo no pueda ver por el reflejo las habitaciones del piso de enfrente (que tampoco tienen cortinas). Vamos, que en este país lo de la privacidad con las ventanas lo ven algo secundario...
Cuídate mucho my friend
Frank Einstein -