Tres minutos y medio
Cada vez estoy más contento por no haber escrito ninguna buena canción, una de esas que dirías cuando el entrevistador te pregunta cuál te hubiera gustado componer. Tengo la certeza de que Bob Dylan ya no disfruta Like A Rolling Stone, lo mismo que a Jeff Tweedy le cuesta cada vez más cantar Jesus, etc., o lo que le pasa a Jim James cuando arranca las primeras notas de Golden. Llega un momento en que esa canción no les satisface como la primera vez que les vino la idea. Pero los que los escuchamos sí tenemos ese mismo momento de enajenación, al menos de vez en cuando, cuando surgen de la nada algunas melodías mientras sientes que el sol arranca la piel de tu espalda poco a poco, como un rallador de queso rasga la pieza y la convierte en minúsculas tiras blancas. Da igual lo que pase alrededor. Has encontrado el oasis en el desierto. Nada te saca de la espiral, ni los que te acompañaron a la piscina, ni las chicas en bikini, ni las que hacen top less, ni los que gritan, ni los pies que pisan al lado de tu cabeza. Estás atrapado, al menos, durante tres minutos y medio, como si dosificaras la violencia de un orgasmo durante ese tiempo y se convirtiera en una dulce y suave corriente continua desde los oídos hasta los pies.
4 comentarios
Frank Einstein -
Darío -
Frank Einstein -
Qué imagen. Qué ascazo.
Soni -