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Los archivos lúcidos, aunque cada vez menos, que me hago mayor

Ya he vuelto, pero lo primero es lo primero

Ya he vuelto, pero lo primero es lo primero Ya estoy aquí otra vez y prometí no decir que Londres es "frío y húmedo", pero lo tengo que afirmar: Londres es jodidamente frío y húmedo. Una ciudad triste pero preciosa, como algunos poemas de Bukowski o el Love is Hell de Ryan Adams. Ya os contaré más porque ahora no tengo mucho tiempo para escribir. Lo primero que quería poner era la noticia de la que me enteré ayer: Hunter S. Thompson ha muerto. Este pasado 19 de febrero se ha volado la tapa de los sesos a los 67 años. Para el que no lo sepa, de su novela "Miedo y asco en Las Vegas" he sacado el nombre del blog (Pedrogonzo). El año pasado hice un trabajo para Redacción Periodística II sobre Tom Wolfe y él, así que creo que lo mejor es que cuelgue directamente lo que escribí entonces, aunque sea la leche de largo. Por cierto, este martes volvemos Los cachorros después de "destrozar" la sala Clamores. Ahora, en Galileo Galilei a eso de las diez de la noche. Venid todos los que podáis. Un abrazo.

4.- HUNTER S. THOMPSON Y EL PERIODISMO GONZO.
A raíz del Nuevo Periodismo, surge el Periodismo Gonzo, una manera más underground de entender la profesión y la elaboración de los textos. El principal, y yo diría único, representante de este movimiento es Hunter S. Thompson. En este tipo de periodismo, el reportero se convierte en protagonista de su crónica, forma parte de la acción y sufre las consecuencias de la misma. Thompson no elaboró ninguna tesis acerca de su forma de hacer periodismo. Es más, el hallazgo fue algo totalmente fortuito. Enviado por una revista a realizar un reportaje sobre una importante carrera de caballos, él y su fotógrafo estaban dando cuenta de un canuto cuando la ceniza de éste se les cayó sobre el traje de un importante político. Mientras la ropas de aquél comenzaron a quemarse, los dos periodistas decidieron poner tierra de por medio. "Pasada una semana vino el editor, a quien le habíamos prometido el artículo, a recogerlo. Yo no lo tenía escrito: cuando más consultaba mi bloc de notas, mi mente se quedaba más en blanco. Total, que tuve miedo de que nos quedáramos sin cobrar y le di mis apuntes. Cuando salieron publicados, empecé a hacer las maletas para cambiarme de ciudad, pero todo el mundo empezó a llamarme para decirme que aquello era maravilloso". El “gonzo” lo cogió de un amigo suyo que usaba esa palabra para referirse a la gente que estaba muy descontrolada en el tema de drogas. Como podemos ver, las drogas van a ser muy importantes en este personaje y su obra: "Lejos de mí la idea de recomendar al lector drogas, alcohol, violencia y demencia. Pero debo confesar que, sin todo esto, yo no sería nada". Si del Nuevo Periodismo decíamos que encontrábamos sus raíces literarias en el realismo, del Periodismo Gonzo yo las situaría en la novela naturalista por la continua temática de transgresión de la ley y la presencia constante de las drogas, el alcohol y el rocanrol.
Hunter S. Thompson nació en Louisville (Kentucky) en 1939. Preguntado por su infancia en una entrevista publicada por la revista Star en abril de 1979, Thompson responde: "He sido un delincuente juvenil, el típico que calzaba wambas blancas, camiseta de la Universidad de Oxford y tejanos. Me dedicaba a robar pequeñas cosas, sobre todo licor, que era por lo que nos pagaban más". Inquirido con posterioridad sobre sus condenas contesta: "Sé más de las cárceles que la mayoría de los convictos del país. De los 15 a los 18 años mi vida transcurrió repartida entre las rejas y las calles. Fue precisamente en prisión donde me inicié en el consumo de las drogas duras como la heroína".

Finalizada su experiencia reclusa, Thompson es corresponsal del New York Herald Tribune en el Caribe. De su estancia en Puerto Rico viene a dar cuenta El diario del ron, en cuyas páginas -autobiográficas como casi todas las a él debidas- se nos presenta bajo el nombre de Kemp, un joven trotamundos que acaba de abandonar el Village de Nueva York para emplearse en una redacción portorriqueña. Serán sus compañeros de esos días misántropos, escépticos, perdedores y ambiciosos que lo disimulan bajo un falso interés por la redención de los pobres. Ni que decir tiene que estos últimos serán los que inspiran a Kemp el mayor de sus desprecios. Sin que ello signifique, claro está, que muestra la más mínima solidaridad con los descreídos. Los verdaderos intereses de nuestro corresponsal están en el ron que bebe sin cesar y en las orgías a las que se entregó casi a diario durante su juventud.

Tras una nueva experiencia como corresponsal para National Observer que le mantiene en Sudamérica hasta 1963, Thompson regresa a Nueva York y comienza colaborar en publicaciones como Esquire, el magazine del New York Times, Nation, Reporter y Harper’s.
El “doctor Gonzo”, como gusta que le llamen, siguió una máxima a la que muchos personajes de su generación se aplicaron: “Vive deprisa, muere joven y procura que tu cadáver tenga buen aspecto”. En 1979 salió publicado un libro en el que se recogían sus artículos más importantes, La gran caza del tiburón. Los reportajes aquí publicados tienen una extensión variable. Algunos de los artículos que empezó a escribir para revistas acabaron siendo novelas. Tal es el caso de Los ángeles del infierno: una extraña y terrible saga, de la que me ocuparé más adelante por su importancia. Thompson publicó la mayor parte de sus artículos en publicaciones como Rolling Stone, Scanlan’s Monthly, Nacional Observer, Playboy o Pagean. La mayor parte de los artículos que escribía versaban sobre temas poco interesantes. Por ejemplo, el que da título al libro recopilatorio de los más importantes, La gran caza del tiburón, era un artículo que le encargaron hacer para la revista Playboy. El cometido era cubrir un torneo de pesca en alta mar en Cozumel, México, algo que no interesaría a mucha gente, y menos al lector medio de la revista Playboy. Es tal la personificación y la novelización, sin salirse de la realidad, que hace Thompson que parece que estamos leyendo la aventura de dos drogadictos que intentan volver a Estados Unidos después de dejar sin pagar el alquiler de dos cochazos que están destrozados y la kilométrica factura de un hotel de lujo.

4.1.- Los Ángeles del infierno: una extraña y terrible saga.

Puede que este sea el título de la novela gonzo por excelencia. En ella, Hunter S. Thompson cuenta sus experiencias tras 18 meses de convivencia con los Ángeles del Infierno, la banda de motoristas y criminales más famosa del mundo. Todo hay que decirlo: Thompson se movía como pez en el agua en cualquier ambiente en el que hubiera pastillas de colores y polvo blanco. Esta banda lleva cerca de sesenta años montando sus Harley-Davidson por toda la geografía estadounidense y sembrando el miedo allí por donde pasan. Muchas son las leyendas que acompañan a esta comitiva de sospechosos habituales: drogas, peleas, asesinatos, violaciones… Junto a la John Birch Society (organización anticomunista) y el Ku-Kux Klan, eran el grupo social que más rumorología tenía entre el resto de la población. A pesar de todo ello, todavía hoy se mantienen en pie y en la carretera. En la novela documental, hacen acto de presencia un grupo de poetas del movimiento beat entre los que se encontraba Allen Ginsberg. Su propósito era convencer a los motoristas de que no emprendieran acciones violentas en la fiesta nacional del cuatro de julio. Ginsberg, en un discurso a este colectivo, consiguió convencerles e, incluso, enviaron una carta al presidente de los Estados Unidos en la que se afirmaban en su postura de no-violencia ese día.
Thompson decide adentrarse en este grupo de personajes para escribir un artículo sobre ellos. Al principio, no le aceptan mucho. Al final tampoco, aunque algunos ya se habían acostumbrado a él, otros muchos tenían resentimientos hacia el periodista (pensaban que era un policía o que los iba a tildar de depravados mentales y delatarlos ante la justicia en su artículo). Poco a poco, Thompson se vio absorbido por la historia en la que estaba metiéndose, empezó a acumular material publicable y siguió escribiendo hasta completar esta novela. Eso es Periodismo Gonzo, envolverse en la historia, participar en ella (o ser su protagonista) y sufrir las consecuencias del destino, que en este caso fueron desastrosas: Thompson tuvo que acabar precipitadamente su trabajo por una paliza. Sin venir a cuento, una noche como otra cualquiera en la que estaba bebiendo con los Ángeles, un grupo de cuatro de ellos le empezaron a dar una paliza de muerte. Un quinto se abrió paso entre los que le estaban pegando y lo sacó herido. Lo ayudó a levantarse y Thompson se metió rápidamente en su coche en dirección al hospital más cercano mientras escupía al parabrisas dientes bañados en sangre y gritaba: “¡El horror! ¡El horror! … ¡Exterminad a todas las bestias!”.

4.2.- El Periodismo Gonzo y las drogas, el sexo y el rocanrol: Miedo y Asco en Las Vegas.
Otra novela importantísima, esta vez más por su contenido que como obra literaria, de la Literatura Norteamericana es Miedo y asco en Las Vegas. Si En el camino fue un libro sagrado para toda una generación, lo mismo ocurrió con este otro relato en el que el propio Thompson, bajo el pseudónimo de Raoul Duke (empleado también en otros artículos) va a cubrir, junto a su desquiciado y pasado de drogas abogado, una carrera de motos a Las Vegas, la Mint 400. La historia desarrolla los despropósitos de estos dos personajes con ácido lisérgico en vez de sangre en las venas. El libro es una maratón de drogas, alcohol, coches de lujo alquilados que son destrozados, facturas de hoteles sin pagar y persecuciones paranoicas por a lomos del LSD. Thompson se detiene en describir el ambiente con total detalle. En realidad, la novela pretende dar cuenta del fin del sueño americano que todos los jóvenes persiguieron en los años cincuenta y sesenta. El autor describe con total impunidad las escenas de droga y sus roces con la ley y la justicia.
Esta relación tan estrecha entre las drogas y el ser humano me recuerda a una novela de mediados del siglo XVIII de Thomas de Quincey, Confesiones de un inglés comedor de opio. En esta novela, el protagonista, que es el propio de Quincey, se introduce en la adicción al opio (láudano) y cuenta sus propias alucinaciones y experiencias como un mendigo enfermo. En Miedo y asco en Las Vegas, el propio escritor hace un listado detallado del maletero del coche en el que viajaba y que parecía un laboratorio móvil de la división de estupefacientes de la policía. El libro es una gran alucinación en la que los personajes pasan el día entre raya y raya, o pastilla y pastilla, regándolo todo con alcohol e hinchándose a pomelos para bajar los subidotes y evitar una posible sobredosis.
Pese a todo ello, el autor considera que la obra es un experimento fallido de Periodismo Gonzo. En su opinión, el Periodismo Gonzo tiene que reflejar la realidad como una cámara fotográfica. Su idea era comprar un cuaderno gordo y reflejar todo tal y como pasase en la realidad, luego mandarlo a que lo publicasen y esperar. “El periodista debe participar en los hechos, mientras los describe, o grabar al menos, o, como mínimo, tomar notas. O las tres cosas”. Sin embargo, pronto se lo empezó a tomar como una novela y, pese a la vivacidad que transmite la novela y la palpable implicación del autor en los hechos, él nunca lo consideró como Periodismo Gonzo. La novela fue llevada al cine a mediados de los noventa por Terry Gilliam (de los Monty Python) y contaba en el reparto con Johny Depp, como Hunter S. Thompson, y Benicio del Toro, como el abogado.
En esta novela está muy presente los años sesenta y todo lo que se movía en torno al ambiente enloquecido en que se vivieron esa década. Lo primero que destaca en el libro es la presencia constante de la música. El libro está dedicado a “Bob Dylan, por Mr. Tambourine Man”. Es constante la presencia de Bob Dylan en la obra de Thompson y en todos los años sesenta. De hecho, fue un personaje adorado por la generación Beat. Cuenta Howard Sounes en una biografía sobre Dylan que tal era la influencia del cantante sobre estos escritores que, en la última reunión de todos los poetas beatniks, invitaron al cantante de Minnesotta. Al llegar a un bar del Greenwich, todos cambiaron su combinado alcohólico cuando Dylan llegó y pidió un té verde en la barra. En el año 75, Allen Ginsberg acompañó al músico por Estados Unidos en su gira más alucinógena.
Thompson tuvo muchos momentos de crítica hacia toda la sociedad de su época. Fue manifiestamente opuesto a la guerra de Vietnam y estuvo en contra del presidente Nixon. El caso Watergate fue el detonante de la caída de uno de los peores presidentes que ha tenido nunca Estados Unidos.

3 comentarios

alexyses -

muy bueno, da gusto encontrar un sitio donde a parte de pasar un rato entretenido leyendo te cuentan cosas tan interesantes (y desconocidas).

a ver si se me pega algo.

Camilo -

La muerte de HST nos toco en todo el planeta. Excelente texto, muy completo. A ver si me envias el trabajo de redaccion para leerlo completo. Un saludo, Camilo.

Shere -

Anda que no te hubiera gustado a tí nacer 30 años antes...Que sepas que leer tu blog es, para mi, incluso relajante. Que sepas que escribes, por lo menos desde mi poco profesional punto de vista, de p.m. Da igual lo largos que sean tus post, porque se leen solos. 1 besito mu grande para un futuro gran periodista.