Tocando los huevos
Porque sí, los tocan porque sí, porque están en su puto derecho, porque ellos saben y tú no. Porque cuando te quieres dar cuenta, estás solo y ni te están escuchando: ya estás yéndote con la música a otra parte cuando ves que no llegas a los pedales de la bicicleta que te han vendido a precio de oro (y mejor que no te fijes mucho porque las tuercas están muy flojas y no hay garantía). Porque cuanto más levantan el puño, más se ven los billetes de mil euros que aprietan dentro. Porque son el ombligo del mundo: un ombligo pequeño y oscuro donde sólo caben ellos. No quiero pasar por vuestro aro, gracias.
1 comentario
sergio -