14 de abril de 2004
Buenas noches a todos. Seguramente estéis viendo Los Serrano como buenos españoles esclavos de la tele de Berlusconi. A mí me gustaría también poder ver enteros todos los episodios, pero encuentro más placer en contaros mis penas a través del teclado del ordenador y de vuestros monitores. Quizás cuando termine de escribir hoy aquí me ponga a ver la serie, pero no os prometo nada. Confieso que hace un par de meses, por lo menos, que no veo ningún episodio de Los Serrano entero. Antes me partía la caja y ahora también lo haría, pero creo que he conseguido apagar la televisión en mi vida. Sin embargo, he encendido el ordenador y no puedo evitar tirarme dos horas cada día delante de este montón de plástico, cables y silicio.
Hoy ha sido un buen día. Sí. A pesar de ir cojeando como un vulgar bucanero con la pata de palo, he conseguido sacar de la biblioteca un par de libros útiles para mi trabajo de investigación para Redacción Periodística. Es posible que ahora estéis poniendo cara de decir "uh, qué guay, ¿no? Mientras tú hacías eso, yo estaba haciéndome una paja antes de dormir la siesta". El caso es que mientras vosotros estáis en clase por la mañana, yo duermo plácidamente en mi cama, y mientras os la peláis por la tarde con el sopor post-menú del día pensando en una tía a la que nunca os haréis, yo estoy también durmiendo en clase de Literatura. ¿Os cabe duda ahora sobre quién es más feliz?. En fin, no pretendía ser borde. El caso es que veréis raro que un tipo como yo vea algún interés en leer libros y hacer un trabajo de investigación. Sin embargo, voy a hacer un trabajo de investigación sobre los dos periodistas más borrachos y drogadictos que han salido de una facultad de Periodismo: Tom Wolfe y el gran Hunter Stockton Thompson. No os dirán nada estos nombres, pero os aseguro que si leéis alguno de sus libros, os van a entrar ganas de iros a Benidorm en un cadillac rojo descapotable, a 180 kilómetros hora por la Nacional 3, escuchando a los Rolling a todo trapo, y con el maletero lleno de sustancias psicotrópicas y alcohol suficiente para toda una vida. Voy a parar que me emociono.
Mi rodilla va por momentos. A veces duele y a veces no. Ya se me pasará. Bueno, os voy a dejar ya, que voy a currar un poquillo en el trabajo. ¡Clemente Dios, gloria a ti! Mañana a los madrileños aterrará el creer que a manos de Los Serrano caí. Mas es justo: quede aquí al universo notorio que, pues me abre el purgatorio un punto de penitencia, es el Dios de la clemencia el Dios de Don Pedro Martínez. He dicho (junto a Zorrilla).
Hoy ha sido un buen día. Sí. A pesar de ir cojeando como un vulgar bucanero con la pata de palo, he conseguido sacar de la biblioteca un par de libros útiles para mi trabajo de investigación para Redacción Periodística. Es posible que ahora estéis poniendo cara de decir "uh, qué guay, ¿no? Mientras tú hacías eso, yo estaba haciéndome una paja antes de dormir la siesta". El caso es que mientras vosotros estáis en clase por la mañana, yo duermo plácidamente en mi cama, y mientras os la peláis por la tarde con el sopor post-menú del día pensando en una tía a la que nunca os haréis, yo estoy también durmiendo en clase de Literatura. ¿Os cabe duda ahora sobre quién es más feliz?. En fin, no pretendía ser borde. El caso es que veréis raro que un tipo como yo vea algún interés en leer libros y hacer un trabajo de investigación. Sin embargo, voy a hacer un trabajo de investigación sobre los dos periodistas más borrachos y drogadictos que han salido de una facultad de Periodismo: Tom Wolfe y el gran Hunter Stockton Thompson. No os dirán nada estos nombres, pero os aseguro que si leéis alguno de sus libros, os van a entrar ganas de iros a Benidorm en un cadillac rojo descapotable, a 180 kilómetros hora por la Nacional 3, escuchando a los Rolling a todo trapo, y con el maletero lleno de sustancias psicotrópicas y alcohol suficiente para toda una vida. Voy a parar que me emociono.
Mi rodilla va por momentos. A veces duele y a veces no. Ya se me pasará. Bueno, os voy a dejar ya, que voy a currar un poquillo en el trabajo. ¡Clemente Dios, gloria a ti! Mañana a los madrileños aterrará el creer que a manos de Los Serrano caí. Mas es justo: quede aquí al universo notorio que, pues me abre el purgatorio un punto de penitencia, es el Dios de la clemencia el Dios de Don Pedro Martínez. He dicho (junto a Zorrilla).
3 comentarios
borja -
¡Qué grande es Rollo (Hollis) Martins!
borja -
torpin -