Tempus Fugit
Recuerdo haberle pedido un día a Dios que el tiempo pasara deprisa. Era muy pequeño y estaba con mi madre en la Cooperativa San José. Me llevó allí porque tenía que comprarse algo. Estaba cerca mi cumpleaños y yo tenía ganas de que llegara. Los días se me estaban haciendo eternos, así que se lo pedí. A partir de ese momento los años se me han ido haciendo cada vez más y más cortos...
Y eso que todavía quedan siete largos días para mi cumpleaños...
2 comentarios
Marta (A traves del espejo) -
Besos!
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