Lazy Sunday afternoon.
Como la canción de los Small Faces. Aquí estoy, a las cinco de la tarde delante del ordenador actualizando esto un poquillo. No escribí nada aquí ni el viernes ni ayer porque he estado trabajando en mi bar y luego he salido hasta tarde. El curro del bar me ha hecho parir una historia paranoica, pero no la voy a colgar aquí. El viernes estuve con Andriuz, Petazeta y los Urbano tomándonos unas copillas por ahí. Hacía tiempo que no veía a los hermanos Urbano. Son feos, dicen tacos, se meten mano entre ellos (a mí también), escuchan música no comercial pero siempre les veo rodeados de tías macizas. La vida tiene esos momentos paradójicos. Ayer estuve en el Herón City de Las Rozas. Andriuz nos llevó en coche. Fui con Petazeta a pedir un combinado alcohólico al único bar abierto y me quedé de piedra al ver a la camarera de lo buena que estaba. Volvimos a la mesa con el resto de gente y mi sorpresa aumentó cuando la camarera resultó ser una amiga de Andriuz. Nos saludó a todos (besos incluidos) y nos invitó a unos chupitos. A lo tonto, la bebida que me pedí estaba jodidamente cargada, pero se me bajó en cuanto nos subimos de vuelta al coche. Luego fuimos a Chueca a las fiestas del orgullo gay, pero no duramos mucho. Yo sólo buscaba a una hembra soltera heterosexual, pero fue imposible encontrarla. Llegué a casa a las cinco y cuarto, pero me dieron las seis y media escuchando música. Me dormí cuando empecé a ver luz por la ventana de mi cuarto.
No puedo irme de aquí sin hablaros de la bestia, la perra de mi vecina. Responde al nombre de Wendy. Es una perrilla del tamaño de un brazo hasta el codo. Un día de viento podría volar como Superman. Todavía estoy esperando a una tormenta de verano para colgarla de mi balcón con una capa roja. Fuera de toda broma, aunque en mi casa se vuelven gilipollas cuando nuestra vecina nos la deja para cuidarla, a mí me parece una perra entrañable. Os dejo con ella. Hasta mañana.
No puedo irme de aquí sin hablaros de la bestia, la perra de mi vecina. Responde al nombre de Wendy. Es una perrilla del tamaño de un brazo hasta el codo. Un día de viento podría volar como Superman. Todavía estoy esperando a una tormenta de verano para colgarla de mi balcón con una capa roja. Fuera de toda broma, aunque en mi casa se vuelven gilipollas cuando nuestra vecina nos la deja para cuidarla, a mí me parece una perra entrañable. Os dejo con ella. Hasta mañana.
6 comentarios
yo -
Marta -
A ver cuando coincidimos por el messenger!
Besos!
torpin -
,ja!
Patch -
torpin -
nando -