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Los archivos lúcidos, aunque cada vez menos, que me hago mayor

Ron Sexsmith, en El Sol

Ron Sexsmith, en El Sol

Ron Sexsmith me pareció -me lo presentaron; perdón, ¡me lo presentaron!- un hombre tímido, calladito, discreto y educado, es decir, un tipo agradable. La música que hace es el reflejo de su personalidad y, por eso, unos días sus discos resultan geniales y crees que son para toda la vida, pero otros le pedirías un poquito más de lo que sea, sin resultar nunca malos elepés.

Esa tibieza quedó aparcada a la puerta de la Sala Sol de Madrid el martes. Acompañado por un contrabajista, Sexsmith alternó la guitarra acústica y el teclado en uno de los mejores conciertos de cantautor que recuerdo. Si bien empezó algo tímido con su voz, ver que el público respondía con aplausos cada vez que acababa una canción le terminó por animar. Quizás no se esperaba que la sala estuviera casi llena -ni los dueños de la misma lo creían por la mañana-, pero el caso es que fue generoso con el repertorio, del cuál fueron muchas de su último disco, Exit Strategy Of The Soul, el que menos me ha gustado de todos los que he escuchado -el otro día lo puse en el coche y todas las canciones me parecían la misma-.

Quitarle a esas canciones el cálido abrigo de los arreglos que le hicieron en Cuba -creo recordar- les dio un aire más fresco. Diría incluso que en algunas ocasiones sonaba como The Beatles -sí, los de Liverpool-: melodioso como Paul McCartney y algo nasal, no tanto como Lennon. Los otros temas, los que no eran del último disco, también aguantaron bien la exhibición de Ron Sexsmith ante una parroquia más entregada de lo esperado.

**Lo de antes, durante y después del concierto, me lo guardo. Queda entre una que yo me sé y yo, que nos lo pasamos como enanos y acabamos como cubas un martes por la noche teniendo que trabajar al día siguiente, aunque ya lo cuento en el título. Gracias por venir, espero que te lo pasaras bien y te gustara**

 

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