Ayer quemé mi casa
Ayer, cuando ya me iba de la Castellana a las cinco de la mañana con Andrés, me vino a la cabeza esta canción de Quique González. Este tío es el que mejor música hace ahora mismo en España. Ayer quemé mi casa viene en el Salitre 48 y me parecía un título original para este artículo.
Como el que no quiere la cosa, dejamos la tranquila partida de billar que estábamos echando y fuimos hacia la Castellana a ver si veíamos algo y sacábamos unas fotos del evento. Lo que vimos era dantesco. El ruido de los escombros incandescentes encogía el corazón. Yo me quedo flipando con el fuego. Creo que a todo el mundo le pasa. ¿Quién no ha jugado nunca con un mechero o ha quemado algún papel y se ha quedado fijamente mirándolo mientras se consumía? El fuego quema, reduce "rascacielos" a escombros y mata, pero todo el mundo lo contempla asombrado cuando en medio de la noche alguien prende algo.
El caso es que la experiencia fue irrepetible. A los que estuvimos (Shere, Sara, Víctor y Andrés) seguro que nos hubiera gustado estar más cerca que nadie, quedarnos justo debajo del edificio mirando fijamente con el cuello estirado hacia arriba cómo ardía y caían cosas a nuestro lado sin que nos tocasen. Pero es una pena que los policías se pongan tan bordes a veces y que los trozos de edificio pesen toneladas y toneladas. En fin, que lo bueno de estas cosas que pasan es que siempre te acuerdas de ellas y de con quien estuviste, así que para vuestra desgracia, me acordaré de vosotros durante bastante tiempo.
Como el que no quiere la cosa, dejamos la tranquila partida de billar que estábamos echando y fuimos hacia la Castellana a ver si veíamos algo y sacábamos unas fotos del evento. Lo que vimos era dantesco. El ruido de los escombros incandescentes encogía el corazón. Yo me quedo flipando con el fuego. Creo que a todo el mundo le pasa. ¿Quién no ha jugado nunca con un mechero o ha quemado algún papel y se ha quedado fijamente mirándolo mientras se consumía? El fuego quema, reduce "rascacielos" a escombros y mata, pero todo el mundo lo contempla asombrado cuando en medio de la noche alguien prende algo.
El caso es que la experiencia fue irrepetible. A los que estuvimos (Shere, Sara, Víctor y Andrés) seguro que nos hubiera gustado estar más cerca que nadie, quedarnos justo debajo del edificio mirando fijamente con el cuello estirado hacia arriba cómo ardía y caían cosas a nuestro lado sin que nos tocasen. Pero es una pena que los policías se pongan tan bordes a veces y que los trozos de edificio pesen toneladas y toneladas. En fin, que lo bueno de estas cosas que pasan es que siempre te acuerdas de ellas y de con quien estuviste, así que para vuestra desgracia, me acordaré de vosotros durante bastante tiempo.
2 comentarios
Shere -
Rocío -
2. Yo me perdí el espectáculo, pero no me importa, en esos momentos estaba en un bar de Lisboa con una gente increíble... Pero debió de ser la leche!!