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Los archivos lúcidos, aunque cada vez menos, que me hago mayor

Murciélagos

Murciélagos

Hacía mucho que no iba a un concierto. El sábado me emperré en ir a dos y acabé en cinco. Bueno, cuatro, uno lo perdoné por ir a cenar. Tocaba un tal Peter Broderick en Madrid. "No puede ser", me digo. "Perfecto, empieza a las ocho... Luego me da tiempo a ver a Andrew Bird", pienso.

Llego a la sala acompañado -¡gracias!- y resulta que el no-primo de Matthew no toca solo, sino que es el último de un festival de grupos. "Pues me como a Andrew Bird. Además, paso de suplicar otra vez entradas en Galileo a los reventa". Un par de horas después de entrar en la sala, ya solo y algo pedo, sale este muchacho con cara de asesino en serie a colocar sus instrumentos, aparatitos para hacer loops y un serrucho. Sí, un serrucho con el que acompañó a un pianista durante unos quince minutos, pasaje que se me hizo espeso, a pesar de que los gintonics predisponen a uno a la introspección cuando está solo y a gustarle cualquier cría de mandril que se le acerque.

El concierto de Peter Broderick fue un remolino de sonido. Guitarra, piano, violín, coros espirituales, todo interpretado por él solo, que se coordinó como una orquesta entera para no fallar en ningún loop y recubrir las canciones con la atmósfera fantasmal que envuelve Home, el disco que publicó en 2008 después de dos más con un grupo muy recomendable, Horse Feathers. Perdí la noción del tiempo mientras estuvo subido al escenario. Me tuvo pegado al suelo, a mí y a los treinta que le veíamos, atraídos por una pesada gravedad que salía de sus maquinitas y su voz, que sacudía estribillos oscuros como vampiros. No salía luz del escenario, escapaban murciélagos. Iba pedo, pero juro que eran murciélagos.

Ahí os lo dejo, en un formato más sencillo.

 

2 comentarios

June -

Cuanto tiempo!
Oigame Vd, ahora estoy por aqui (el enlace de mi nombre), pasese y vea...

Como te va todo, juerguista??

La niña -

¿Cuándo vas a dedicarte de una puta vez a escribir?