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Los archivos lúcidos, aunque cada vez menos, que me hago mayor

Música para el verano

El calor me ha dejado seco. Las tetas introducidas a presión en los escotes veraniegos de las madrileñas podrían llevarme a la cárcel, así que procuro permanecer encerrado en casa y salir lejos cuando dejo el agujero de la pared. El nuevo trabajo y las vacaciones de mi fan número uno -que podría dejar la Secretaría General de la organización tras la primera frase de este post- me alejan de los pensamientos impuros. Por supuesto, la música también.

Mañana me voy otra vez de viaje. Parece que en la nueva oficina se han empeñado en tener al tonto del nuevo de un lado para otro. Lo agradezco, así que, mejor que sigan pensando eso. Este fin de semana estuve en Zaragoza, la ciudad de la Expo de los besa-koalas, los mancha-conciencias y los abraza-árboles. Hace un poco más de un mes, me mandaron a Noruega. Hay otro viaje en ciernes, aunque no tengo nada confirmado. Y no estoy de vacaciones.

Mientras tanto, quiero decir, mientras se agotan los días de mi contrato, sigo escuchando música. Ésta es una pequeña selección de lo que me está acompañando en el coche de camino a San Sebastián de los Reyes, en los aviones transnacionales y en los trenes de toda España. Si no quieren pasarlo tan mal a 40 grados a la sombra en la Villa y Corte, tomen nota:

- Fleet Foxes, el largo. Sacaron un EP a principios de año que me dejó impresionado. Sin duda, el disco ofrece prestaciones más bajas, pero deja muy buenas canciones.

- Langhorne Slim: otro grupo americano más de esos en los que un tío -Sean Scolnick- tira del carro bajo un seudónimo para que su nombre no sea uno más en myspace. Adictivo.

- The Dutchess And The Duke: un disco que podría pasar perfectamente por unas sesiones perdidas de los primeros Rolling Stones. El feo y la no muy guapa que deciden aprender a tocar la guitarra y componer canciones. También muy típico.

- Jason Molina: ¿es el último gran cantautor americano? Deja de lado el misticismo del feo de Bonnie Prince Billy y métete en la oscuridad del Neil Young del siglo XXI. Su disco en solitario, Let Me Go, Let Me Go, Let Me Go, de hacer un par de años, es whisky sin hielo. Queda pendiente hacer un post sobre su trayectoria.

Nada más, al menos hasta que vuelva de Gelsenkirchen.

4 comentarios

Anónimo -

estamos en otoño!!!

Frank Einstein -

Escribe algo, mangurrian. Estoy aburrido ya de esta entrada...

Anónimo -

Oye, estaría genial que escribieras más a menudo. Tus fans te lo agradecerán.

Mariano -

Capón obligatorio por referirte generalizando y en términos así de despectivos a todo el movimiento ecologista :-)